El tiempo está LOCO

(Breve artículo)

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  1. The Black Side
     
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    Buenas,

    El otro día leí en un artículo en mi revista mensual del National Geographic, con el título "El tiempo está LOCO" por Peter Miller.
    Como me pareció bastante interesante, he decidido hacer un resumen del mismo, aportando datos y estadísticas sobre el actual ciclo que sufrimos.
    No me extenderé innecesariamente, espero que os guste, nada más.

    El tiempo está LOCO



    Diluvios casi bíblicos, olas de calor interminables, enjambres de tornados... El tiempo ha cambiado últimamente.
    ¿Qué está pasando?

    Algunos datos de interés antes de empezar:

    - USA La mayor tormenta de polvo que se recuerda se abate sobre Phoenix, estado de Arizona, el 5 de julio de 2011. La actividad tormentosa sobre el desierto levantó uan pared de polvo y arena de 1,5 km de altura.

    - Suiza La rociadura helada procedente de lago Ginebra sepulta árboles, coches y una vía pública durante una ola de frío intenso en febrero de 2012. Un inusual desplazamiento hacia el sur de la corriente en chorro polar, que llegó hasta África, llevó aire ártico y fuertes nevadas a Europa y causó cientos de muertes.

    - Thailandia Calles y miles de fábricas se vieron afectadas el 7 de noviembre de 2011 por las peores inundaciones en más de 50 años. Además se perdieron millones de toneladas de arroz y nueve millones de damnificados en total.

    - Bosnia-Herzegovina Un cementerio inundado por las aguas del embalse Jablanicko reaparece en febrero de este año (2012) al secarse el lago. La grave sequía que comenzó en agosto del año pasado, redujo la producción hidroeléctrica de las presas situadas sobre el río que alimenta este embalse, el Neretva. Bosnia, que normalmente exporta energía a la región, tuvo que importar electricidad en enero de este año.

    - Rusia El verano de 2010, sufrió los peores incendios forestales de su historia moderna. La parte peor para fue la región de Ryazan.

    - China En Chengdu, capital de la provincia de Sichuan, un chaparrón inusualmente intenso inundó las calles y dejó sin electricidad a esta ciudad del centro de China. La región de Chengdu tiene más de 80 millones de personas.

    - USA En la región de Texas Hill Country, el río San Saba era una corriente rebosante de percas. Pero el año pasado se secó completamente. Para colmo los texanos soportaron el año pasado el verano más caluroso que se recuerda. En Dallas hubo 71 días en los que lso termómetros superaron los 37.7ºC. La causa de la situación, no era ningún misterio, declaró Nielsen-Gammon. La Niña empujó hacia el norte las rutas de las tormentas, lo que redujo las precipitaciones en el Sur de Estados Unidos, desde Arizona hasta las dos Carolinas.

    Nota del propio Nielsen-Gammon:

    <<en condiciones normales, buena parte de la energía del Sol evapora el agua del suelo o de las plantas. Pero cuando no hay agua que evaporar, toda la energía calienta el suelo y, en consecuencia, el aire. Con tan poca lluvia como habíamos tenido, probablemente habríamos batido récords de calor en Texas 2011 aun sin cambio climático. Pero este mismo, añadio alrededor de un grado de temperatura.>>

    - Brasil El 5 de enero de este año, un tramo de la autopista BR-356 quedó destruido por la rotura de un dique durante el desbordamiento del río Muriaé en el municipio de Campos dos Goytacazes, en el estado de Río de Janeiro. Más de 300 familias de la región tuvieron que ser desalojadas de sus casas.

    - USA En Nashville, Tennessee, el 2 de mayo de 2010. Habían caído más de 340mm en 24h, doblando el anterior récord de 167,5mm registrado en 1979 durante el huracán Frederic. Los pronóstico del día anterior eran de 50 a 100mm, ¿Qué falló entonces? ¿Por qué se inundó la ciudad causando tantas catástrofes en ríos, edifícios...etc.? el meteorólogo Charlie Neese sabía de dónde venía el diluvio. La corriente en chorro se había quedado estancada sobre la ciudad, y una sucesión de tormentas levantaba aire caliente y húmedo del golfo de México, se desplazaba unos mil kilómetros hacia el nordeste y descargaba el agua sobre Nashville.


    Y no solo los aguaceros ocupan los titulares. Durante el último decenio también hemos visto sequías severas en lugares como Texas, Australia, Rusia y el este de África, donde decenas de miles de personas han llenado los campos de refugiados. Europa ha sufrido mortíferas olas de calor y Estados Unidos ha registrado una cantidad sin precedentes de tornados. Las pérdidas ocasionadas por estos fenómenos situaron el coste mundial de los desastres meteorológicos de 2011 en un importe estimado de 121.000 millones de euros, alrededor de un 25% más que en 2010.

    ¿Estamos ante un peligroso cambio del clima, o es solo un ciclo natural de mala suerte?




    Probablemente, las dos cosas. Los principales motores de los desastres recientes han sido los ciclos climáticos naturales, en particular El Niño y La Niña. En las últimas décadas hemos aprendido mucho acerca del modo en que las extrañas oscilaciones del Pacífico ecuatorial afectan al clima en todo el mundo. Durante los episodios de El Niño, una gigantesca masa de agua cálida que normalmente permanece en el Pacífico central se desplaza hacia el este y llega a las costas de América del Sur; durante el fenómeno de La Niña, esa masa se encoge y se retira hacia el Pacífico occidental. El calor y el vapor que emanan del agua cálida generan potentes frentes tormentosos de gran desarrollo vertical, cuya influencia se extiende más allá de los trópicos, hasta las corrientes en chorro que viajan sobre las latitudes medias. Las oscilaciones de esa masa de agua cálida a lo largo del ecuador (de este a oeste y de nuevo al este) hacen que las sinuosas trayectorias de las corrientes en chorro se desplacen al norte y al sur, lo que modifica el recorrido de las tormentas a través de los continentes. Los episodios de El Niño suelen llevar lluvias torrenciales a la zona meridional de Estados Unidos y a Perú, y sequías e incendios a Australia. Con La Niña, las lluvias anegan Australia pero escasean en el Sudoeste de Estados Unidos, en Texas y en lugares aún más alejados, como el este de África.

    Esas consecuencias no son automáticas ni invariables; la atmósfera y el océano son fluidos caóticos, y otras oscilaciones influyen en la meteorología en cada lugar y momento concretos. Sin embargo, el Pacífico tropical ejerce una influencia particularmente poderosa, porque desprende una cantidad enorme de calor y vapor de agua a la atmósfera. Los episodios extremos de El Niño o La Niña preparan el terreno para fenómenos extremos en otras partes del mundo.


    Pero los ciclos naturales no son suficientes para explicar la reciente racha de desastres sin precedentes. Algo más está pasando. La Tierra se está calentando y hay mucha más humedad en la atmósfera. Al calentarse, los mares desprenden más vapor de agua. «Y ya sabemos que el agua de un cazo se evapora antes si encendemos el fuego», dice Jay Gulledge, investigador del Centro para el Clima y las Soluciones Energéticas (C2ES), el vapor de agua en la columna de aire ha aumentado un 4% en los últimos 25 años. Y cuanto más vapor de agua, mayor probabilidad de lluvias torrenciales.


    Datos de interés al respecto:

    La temperatura del aire en la superficie terrestre ha aumentado 0.5ºC desde 1970.

    Desviación de la temperatura mundial respecto al promedio del siglo XX.

    1970 --> 0.1ºC
    2010 --> 0.6ºC

    Variación en el periódo de +0.5ºC.


    (Temperatura media sobre La Tierra y El Mar).


    La humedad ha aumentado alrededor de un 4% desde 1970, según los datos de los satélites.

    Promedio mundial de la humedad específica al nivel del mar.

    1970 --> 10.2
    2010 --> 10.6

    Variación en el periódo de +4%



    Las olas de calor (un indicador de las cuales son los mínimos nocturnos) afectan a una porción creciente de Estados Unidos.

    Porcentaje de territorio estadounidense que registra mínimas estivales muy superiores a lo normal.

    1970 --> 4%
    2010 --> 35%

    Variación en el periódo de +31%



    Las lluvias torrenciales también afectan ahora a áreas más extensas de Estados Unidos.

    Porcentaje de territorio estaudinense con precipitaciones debidas en gran parte a fenómenos extremos.

    1970 --> 9%
    2010 --> 16%

    Variación en el periódo de +7%




    Para finales de este siglo la temperatura media mundial podría aumentar entre 1,5 y 4,5 °C, una cifra que dependerá en parte de la cantidad de carbono que emitamos a la atmósfera hasta entonces. Los científicos prevén un cambio notable del tiempo atmosférico. Los patrones básicos de circulación se desplazarán hacia los polos, tal como están haciendo algunas plantas y animales para huir del calor (o para aprovecharlo). El cinturón de lluvias tropicales (la zona de convergencia intertropical) ya se está ensanchando. Las zonas áridas subtropicales se están desplazando en dirección a los polos, hacia regiones como el Sudoeste de Estados Unidos, el sur de Australia o la Europa meridional, cada vez más expuestas a sequías intensas y prolongadas. Más allá de las zonas subtropicales, en las latitudes medias, las rutas de las tormentas también se están desplazando hacia los polos, una tendencia a largo plazo que se superpone a las fluctuaciones anuales producidas por El Niño o La Niña.

    Uno de los grandes enigmas del tiempo que tendremos en el futuro es el océano Ártico, que desde la década de 1980 ha perdido el 40% de su hielo marino estival. Las temperaturas otoñales sobre lo que ahora es mar abierto han subido entre 2 y 5 °C, porque el agua absorbe la luz solar que antes el hielo (de color más claro que el agua) reflejaba al espacio. Datos recientes indican que el calentamiento está alterando la corriente en chorro polar, añadiendo a su recorrido en torno al planeta lentos meandros en dirección norte-sur, que tal vez sean la causa de que el invierno pasado fuese tan caluroso en América del Norte y tan frío en Europa. La corriente en chorro, que se desvió más al norte de lo normal, sobre Canadá, llevaba aire caliente; en cambio, la que se desvió hacia el sur, a Europa, dejó allí nieve y vientos gélidos. El invierno anterior fue el este de América del Norte el que recibió las mayores nevadas. Como los meandros se mueven de año en año, los extremos meteorológicos también pueden desplazarse de región.

    Más difícil aún es predecir el efecto del calentamiento global sobre una tormenta concreta. En teoría, una mayor concentración de vapor de agua en la atmósfera debería aportar calor a las grandes tormentas, favoreciendo el desarrollo vertical que les permite crecer en tamaño y potencia. Según algunos modelos, el calentamiento global podría aumentar entre un 2 y un 11% la fuerza media de los huracanes y tifones para fines de siglo. Pero aún no hay un acuerdo entre los científicos sobre si se ha producido ya algún incremento, y los mismos modelos que pronostican huracanes más violentos también predicen que podrían ser menos frecuentes en el futuro.

    El panorama de los tornados es más confuso. Una atmósfera más cálida y húmeda debería producir tormentas más severas, pero también podría reducir la cizalladura del viento necesaria para la generación de tornados. En Estados Unidos se están registrando más fenómenos de este tipo, pero también hay más gente que va en su busca con mejores instrumentos, y no se ha podido documentar un aumento de tornados fuertes en los últimos 50 años. La primavera de 2011 fue una de las peores temporadas de tornados de la historia de Estados Unidos, pero los científicos aún no disponen de los datos ni de los conocimientos teóricos necesarios para afirmar que la causa sea el calentamiento planetario.

    Sin embargo, en el caso de otros fenómenos extremos, la relación es bastante evidente. A mayor temperatura de la atmósfera, mayor es la probabilidad de que se produzcan olas de calor sin precedentes. En 2010 hubo 19 países que superaron sus récords nacionales de calor.

    Con el aumento de la humedad atmosférica, se han intensificado las precipitaciones. La cantidad de agua descargada por los chaparrones más intensos (el 1% de los episodios lluviosos) ha aumentado casi en un 20% durante el último siglo en Estados Unidos. «Ahora una tormenta descarga más lluvia que hace 30 o 40 años», dice Gerald Meehl, científico del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos, con sede en Boulder, Colorado. A su juicio, el calentamiento global ha alterado la probabilidad de que se produzcan fenómenos extremos.


    Bueno espero que les haya gustado, y también espero ver vuestras opiniones al respecto de estos datos tan inquitantes.



    Un placer, TBS.
     
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  2. alvaroliver
     
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    Magnífico artículo sin duda.
    Lo que mas me ha interesado ha sido la relación Niño-Niña-chorro polar, aunque ya sabemos que mas se debe profundizar en este aspecto para poder sacar un patrón claro...
    Respecto a lo de la circulación mas septentrional, veremos si es algo puntual (de el año pasado y este) o estaremos entrando en un periodo en el que esta discurra mas al N.
    Se comenta también que el chorro polar se ha dirigido muy al S este invierno (febrero claro) sobre buena parte de Europa, no es algo tan excepcional o mejor dicho, no es la primera vez que sucede (véase febrero del 56 y otros periodos del pasado siglo)
    En 2010 si que se dirigió mas significativamente al S y otros años en los que quedábamos incluso muy al N del borde N de la corriente. Este año se onduló de forma retrógrada desde centroeuropa gestando B en zonas meridionales, pero no del Atlántico si no del Mediterraneo (ya que en el Atlántico predominaba una dorsal).
    Gracias por compartirlo :)
     
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  3. The Black Side
     
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    Gracias alvaroliver por leerlo y comentar ;) Es también muy interesante lo que se comenta sobre estancamientos y movimientos excesivamente lentos en los meandros que produce la corriente en chorro... A ver este año que sopresa nos depara xD
     
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2 replies since 3/10/2012, 23:23   196 views
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